Es probablemente la camiseta más icónica y reconocible de la historia del fútbol: amarilla y con toques verdes -sin olvidar el azul de los pantalones-, los colores de la bandera de Brasil han convertido a la ‘canarinha’ o ‘verdeamarela’ en una de las equipaciones deportivas más deseadas e imitadas del mundo del deporte.
Brasil, la única selección con cinco títulos mundiales (1958, 1962, 1970, 1994 y 2002), juega con una camiseta nacida de un trauma nacional, el ‘Maracanazo’: esa derrota en la final del Mundial de 1950, una de las grandes sorpresas de la historia del fútbol, provocó que la CBF buscase una nueva camiseta. Nueva etapa, nuevos colores.
En realidad, la historia merece un alto en el camino en este punto: existe la creencia popular de que tras el ‘Maracanazo’, Brasil arrinconó de por vida la camiseta blanca. No es del todo cierto. Brasil jugó de blanco algunos partidos del Panamericano de 1952 (torneo que ganó), en los Juegos Olímpicos de 1952 (Helsinki) y en un amistoso ante Italia en 1956. También en 2019 Brasil jugó de blanco, en el partido inaugural de la Copa América, para celebrar los cien años de su primera Copa América (1919).
La CBF recurrió a un método que hoy resultaría arcaico, pero que en su momento resultó natural: a través de un periódico, el ‘Correio da Manhá’, convocó un concurso para elegir la nueva equipación de la selección. Existía una condición: el nuevo diseño debía incluir los colores de la bandera (verde, amarillo, blanco y azul).
Un ganador muy peculiar
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Resultó ganador un joven de 19 años, ilustrador en varios periódicos del sur de Brasil. Se llamaba Aldyr Garcia Schlee: su diseño es el que Brasil sigue luciendo hoy en día, camiseta amarilla con ribetes verdes, pantalón azul y medias blancas.
(Uno de los aspirantes fue el autor del cartel del Mundial de 1950, pero su propuesta; camiseta verde, pantalón blanco y medias amarillas, fue desestimada).
El premio que se llevó Garcia Schlee como ganador fue bastante sencillo: un viaje a Río de Janeiro, entonces capital de Brasil.
La selección de Brasil estrenó su nueva camiseta el 14 de marzo de 1954 -hace 70 años-, en un partido de clasificación para el Mundial, con victoria ante Chile (1-0).
Brasil compareció en el Mundial de 1954 con su nueva equipación, la verdeamarela. No ganó: fue eliminada por Hungría, uno de los equipos más potentes del mundo en ese momento, en un partido muy violento que pasaría a la historia como ‘la batalla de Berna’. Pero la derrota no fue ni de lejos tan traumática como la de 1950.
Cuatro años después, en 1958, Brasil se coronó por fin campeona del mundo. Lo hizo en Suecia. En la final, curiosamente, no jugó de amarillo, porque se midió al equipo anfitrión, Suecia, que también utilizaba una camiseta amarilla.
Al utilero de Brasil le tocó buscar un plan B. Le insistieron en que buscara cualquier color salvo el blanco. Encontró una veintena de camisetas azules en un local textil de Estocolomo.
A contrarreloj, se puso manos a la obra para coser los dorsales y el escudo de la CBF. Brasil, con camiseta azul, ganó su primer Mundial derrotando a Suecia en la final de 1958 (5-2).
Aldyr Garcia Schlee, más cerca de Uruguay que de Brasil
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Lo más curioso de esta historia, sin embargo, llega al final: varios años después de ganar el concurso de la camiseta, Garcia Schlee, el diseñador ganador, confesó que en realidad era más aficionado a la selección uruguaya que a la brasileña. Se trataba de una simple cuestión geográfica: había nacido y vivido siempre muy cerca de la frontera con Uruguay y en 1950 llegó a celebrar la victoria celeste en el ‘Maracanazo’.
Otra curiosidad: Garcia Schlee falleció a los 83 años, el 16 de noviembre de 2018. Al día siguiente, Brasil y Uruguay jugaron un amistoso en Londres.
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Ambas selecciones guardaron un minuto de silencio en memoria del padre de una de las camisetas más reconocibles de la historia del fútbol.