Tras años tratando de relanzar una nueva imagen y apostar por la diversidad de cuerpos, la firma de lencería Victoria’s Secret presentó el pasado seis de septiembre en Nueva York su nueva propuesta con una gran fiesta. A la cita acudieron grandes nombres del mundo de la moda. La lista de invitados, en un ejercicio de tratar de resultar creíble con su nueva filosofía inclusiva, contaba con nombres como la modelo negra Adut Akech, la exfutbolista Megan Rapinoe o las modelos curvy Candice Huffine y Paloma Elsesser. Entre las invitadas al evento, se encontraba también la rapera y productora estadounidense Doja Cat, quien no ha evitado sincerarse de lo incómoda que le parece la nueva ropa de la firma de lencería más polémica de la industria de la moda.
“Es una locura cuando te pones un vestido y tu vagina queda expuesta toda la noche y las correas hacen que tu pecho se baje hasta el suelo; cuando todo lo que pedí fue un vestido lencero”, escribió en sus historias de Instagram. “Estoy en mi era de protestar, en mi Karen era. Podría haber cogido una infección urinaria”, añadió. «Qué noche tan hermosa sin esos tirantes no ajustables”, continuó en otro post mientras mostraba imágenes del vestido. “Cuando te digo que el tanga estaba integrado en el vestido, es porque cuando me lo puse, los tirantes de los hombros tiraron del cordón a través de mi cuello uterino y me partieron como un bloque de queso cheddar”, describió la rapera, que mencionó a la marca que le había invitado al show y utilizó en todo momento el hashtag del evento #thetour23. El modelo que lució Doja Cat es un vestido negro de tipo lencero que por la parte atrás deja ver las tiras de un tanga del mismo color.
En un momento en el que marcas de lencería inclusiva como Skims, fundada por Kim Kardashian, han revolucionado el mercado y las ventas, Victoria’s Secret se esfuerza, no siempre con éxito, en lavar su imagen salpicada durante años por escándalos sexistas, racistas y tránsfobos. Y, aunque ha puesto todos sus esfuerzos en convencer al público de que la filosofía de la marca ha cambiado por completo, no logra convencer con su nueva propuesta. La periodista de The cut Hannah Flaganan se sintió decepcionada con la fiesta performance de presentación donde, según ella, las modelos «no posaron, no desfilaron, no hicieron nada» y todo se presentó a través de una gran pantalla. El titular demoledor de su crónica resume a la perfección su profunda decepción con el show: The Victoria’s Secret Show could’ve been an email (El desfile de Victoria’s Secret podría haber sido un email).
La marca ha trabajado durante meses para convencer a sus clientes de que todas las polémicas del pasado han terminado, incluida una turbia relación del presidente honorífico con Jeffrey Epstein y la denuncia de las modelos de que eran acosadas por fotógrafos. En un artículo titulado La sociedad ha cambiado, pero Victoria’s Secret no en The business of fashion publicado en 2018 se puso de manifiesto que o la marca cambiaba o no tenía cabida en la vida actual de las mujeres. Cinco años después, la marca no escatima en esfuerzos para convencer a sus clientas que por fin se ha deshecho de todos los errores del pasado. Ahora solo le queda comprender que las mujeres también necesitan que la ropa interior sea mínimamente cómoda.