IImagínate que eres presidente del Paris-Saint-Germain (PSG). Después de siete temporadas, algunas peleas y muchos momentos destacados, su superestrella, que, a diferencia de Neymar Jr y Lionel Messi, se habrá mantenido firme, lógicamente anuncia su marcha. El jugador sólo tiene un deseo, a priori: terminar a lo grande, por qué no con una victoria en esta Champions que persigue en vano desde hace doce años.
Con toda probabilidad, deleitará su autoestima y garantizará las mejores condiciones para el jugador y el equipo, tanto para darle a este último todas las posibilidades de lograr el objetivo europeo con este delantero capaz de hacer milagros. , y concluir dignamente, con merecidos homenajes, la aventura del prodigio. Pero usted no es presidente del PSG.
Suplente en Nantes, sustituido ante el Rennes, liberado en el descanso en Mónaco, viernes 1oh Marzo: Kylian Mbappé ha perdido drásticamente tiempo de juego desde el anuncio de que no ampliaría su mandato en el PSG, pero es sobre todo su estatus lo que ha cambiado dentro del club. Ya no es el de un titular inamovible que el técnico duda en eliminar durante el partido, incluso para prescindir de él, incluso cuando no está bien.
La autoridad de Luis Enrique
El cambio es tan repentino que es difícil, a pesar de las protestas que lo atribuyen a la “elección del entrenador” soberana, no ver un deseo de represalias. El mensaje, teóricamente evidente (ningún jugador es más grande que el club), aparece culpablemente tardío, siempre que haya sido negado antes. Incluso en el verano de 2023, cuando, tras un “enfrentamiento” entre Kylian Mbappé y el club, el PSG decidió reintegrarlo en su primer equipo después de que éste hubiera notificado formalmente su intención de no activar la opción que le permitiría renovar su contrato hasta 2025. .
Ciertamente, Luis Enrique fue elegido en el receso de temporada para asumir la autoridad sobre este plantel de estrellas que tanto extrañaban sus antecesores, perjudicando la construcción de un proyecto de juego de altísimo nivel. Es conocido por imponer sus puntos de vista y comprensión a Lionel Messi cuando entrenaba al FC Barcelona.
El español insiste en su legítimo deseo de prepararse para el futuro. Pero si la era post-Mbappé ha comenzado, eso significa, en cierto modo, que la temporada del PSG ya ha terminado, como sugirió el técnico, afirmando estar seguro » Qué equipo [serait] Mejor la próxima temporada, en todos los niveles”.
“ Tarde o temprano dejará de jugar con nosotros». dijo de nuevo. Pero puede que sea un poco pronto. El discurso, tan brusco como el método, llega un poco tarde, ya que el “problema” de Mbappé –su ascendiente– no es nuevo. Exponerse a tal agitación unos días antes del partido de vuelta de los octavos de final de la Liga de Campeones contra la Real Sociedad es como huir. El PSG sigue siendo su mejor enemigo y por eso también lo amamos.
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