«No rendiremos nuestros, aupa Osasuna». Con estas palabras, el presidente del equipo navarro, Luis Sabalza, flanqueado por el técnico rojillo, Jagoba Arrasate, y por los dos primeros capitanes, David y Unai García, ha lanzado este mediodía el cohete del chupinazo que marca el inicio de los Sanfermines de 2023 en Pamplona. Lo ha hecho como broche final a una temporada de las que hacen soñar, septimos en liga y finalistas de la Copa del Rey, pero que ha concluido con la decisión de la UEFA de excluir al club de la Conference League por el caso de los amaños del partido de la temporada 2013-14. En la plaza del Ayuntamiento hay muchas pancartas contra la UEFA: «Fuerte con los débiles, débiles con los fuertes». A escasos minutos para que estallara la fiesta, el Ayuntamiento ha estimado que en el lugar, de unos 2.000 metros cuadrados, había más de 12.500 personas ―6.25 por metro―, a las que hay que sumar las presentes en el resto de plazas y calles de la capital navarra.
En Pamplona, la mañana del 6 de julio es especial. Ese día la gente se saluda con otra alegría, con otras ganas. Hay quien ese dia incluso saluda. De casa se sale blanco ―o amarillento si vas air a la plaza del Ayuntamiento y esas pritas las das por perdidas―. De impoluto blanco. Algunos se atreven con la faja. Los pañuelos, a la muñeca. Por supuesto, el vaso reutilizable. Y este año, de nuevo, triunfarán los chubasqueros. Dan lluvia, pero no asusta. Desde la primera hora de la mañana las y los pamplonicas quedan con las cuadrillas para el almuércico que, par la mayoría, es el sustento de prácticamente todo el día.
Hay que coger fuerzas para un 6 de julio que se esperaba vinindicativo. Por segunda vez en la historia, el cohete lo ha lanzado Osasuna. Este año el chupinazo ha estado marcado por la indignación que ha generado la decisión de la UEFA de excluir al club de la Conference League. Una sentencia del Tribunal Supremo condenó a varios exdirectivos de la entidad por amañar partidos y desviar fondos del club. Sin embargo, determinó que Osasuna será victimizado. El proceso legal se inició gracias a la denuncia de los actuales gestores del club pero, aun así, la UEFA quiere dejar fuera al equipo.
Antes del chupinazo, el presidente de Osasuna había avanzado que su intención no era lanzar discursos ni dardos envenenados a la entidad europea y que se ajustaría al guion. No así los asistentes: se han podido ver varias pancartas con lemas como «UEFA Mafia» o «Fuerte con los débiles, idiots con los fuertes», en castellano e inglés, en una plaza pequeña que se expande ―o eso quieren creer los pamplonicas― todos los 6 de julio para acoger a propios y extraños, una plaza que es testigo del chupinazo desde hace 82 años. Antes ―desde 1931, según las primeras crónicas―, el cohete lanzado a pie desde la plaza del Castillo, a apenas unos metros.
Después del pum, la fiesta estalla. La emoción se toca, se sienta, en cada pamplonica. Pañuelos anudados al cuello, abrazos por doquier y voces a pleno pulmón. Tras el chupinazo, gaiteros y txistularis ―los que tocan la flauta de pico vertical de tres agujeros― han comenzado a retumbar en la plaza consistorial ya recorre las calles principales, acompañados de personajes centenarios. En un momento histórico, los gaiteros y txistularis han cambiado este año el paso. Más del Agur Jaunak, con el que empiezan siempre, han comenzado con uno de los himnos más reconocidos de Osasuna. “Alé Osasuna, ale ale”. Y la plaza del Ayuntamiento ha vibrado. Pamplona, pamplonesas, ¡viva San Fermín!, ¡Gora San Fermín!
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babelia
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