El Manchester City fue liquidado en el barrio Parken de Dinamarca, escenario de un partido brillante, y Copenhague confirmó el armisticio al Etihad en los últimos años. La vista le muestra más que un simple testimonio. El poder de intimidación de la ciudad provocó la segunda parte antes de la lástima inicial. El balance, 6-2, refleja el buen momento que atraviesa el equipo de Guardiola en uno de los equipos más complicados desde 2016.
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Ederson Moraes, Rico Lewis, Gvardiol, Rúben Dias (John Stones, min. 68), Manuel Akanji, Julián Álvarez, Matheus (Micah Hamilton, min. 74), Oscar Bobb, Kovacic, Rodrigo (Sergio Gómez, min. 45) y Erling Braut Haaland (Jacob Wright, min.88)
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Kamil Grabara, Kevin Diks, Vavro, Scott McKenna, William Clem, Elias Jelert, Mohammed Elyounoussi, P. Ankersen, Orri Steinn Óskarsson (Cornelius, min. 68), Elias Achouri y Victor Froholdt
goles 1-0 minutos. 5: Manuel Akanji. 2-0 minutos. 9: Julián Álvarez. 2-1 minutos. 28: Mohammed Elyounoussi. 3-1 minutos. 47: Erling Braut Haaland.
Árbitro Espen Eskas
Tarjetas amarillas Cornelius (min. 83) y Magnus Mattsson (min. 89)
Guardiola administró el 1-3 de la jornada con sentimiento estratégico. Configure la venta para aprobar el intervalo antes del tormento. Con vistas al viaje a Anfield del próximo domingo, un duelo que va a los medios de Primera, reservado para los Stones de Bernardo, De Bruyne, Stones, Walker, Foden y -en la segunda mitad- las de Rodri, que no salieron el vestuario tras el descanso. Corrió un poco de riesgo. La distensión que mostró la entrada a Copenhague estaba justificada. En cinco minutos, Akanji manda al rojo un córner con un vuelo concedido a la suavidad de su marcador. Unos minutos más tarde, tras un disparo de Rodri al palo en otro partido en el balón parado, Julián Álvarez doblegó las manos de Grabara con partido: 2-0.
Las instalaciones que Copenhague, inflamadas por la IDA y la burocracia a la vista, crean un clima desconcertante. Los hindúes ingleses contemplan el espectáculo silencioso, acomodados como sus jugadores. Sólo los aficionados daneses rompen el aire tranquilo de la noche con el corazón de una canción. Por eso ayer, Matheus y Kovacic se desconectaron en determinados momentos, porque todavía no tenían motivos para intervenir en situaciones que requerían su participación. La actividad de Bobb y Álvarez en las permutaciones no compensó la intermitencia de los dos interiores, que se amontonaron en el medio con la intención de crear superioridades y dividir la presión sobre el núcleo defensivo del equipo.
Las interferencias de Matheus y Kovacic ralentizan el tráfico, aislaron a Haaland y adoran los sentidos de la ciudad. El equipo perdió capacidad de reacción cuando antes del tiempo de prensa un pase de Bobb a Haaland fue interceptado y convertido en contra pase. Eyounoussi, procedente de Copenhague, se lo llevó sin que Bobb, Akanji y Rodri hubieran interrumpido sus carreras. Óskarsson hizo la apuesta de tacón para el 2-1
Al City se sienta muy mal bajar el ritmo de pelota. Tenerla ya no le basta, ni para desajustar las defensas ni para agudizar el instinto competitivo. Los goles ayudan a consolidar el pase en cuatro más que el partido, así fue como Haaland perdió las esperanzas visitantes tras la primera parte. El noruego controló un pase de Rodri entre los centrales, circunstancialmente adelantados, y castigó con un latigazo al primer paleo tras amagar al segundo. Fue una demostración del carácter implacable de nueva cuando el ceden cierto espacio. Fue una réplica del remate de Mbappé los martes en Anoeta. señal de que ellos noticias La referencia no aparece en el ráster.
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