Según la escritora y activista feminista Laura Bates, el machismo se aplica a un líder de falsa igualdad cuando la visibilidad de las mujeres en la política sólo puede tolerarse en las condiciones más bajas de poder. Se dice que hoy no hay mala opinión de las mujeres que quieren, pero se concentrarán en las tareas de la esencia biológica: maternidad, hijos, salud, nutrición, educación. cosas de chicas.
El 19 de diciembre, la ministra de Vivienda, María Jesús Montero, debió entender que Bates estaba en una sesión de control del Gobierno, Vicente Azpitarte, senador del PP, vio su rabia a través de su poder y de sus compañeros vicepresidentes: “Sons unas meras groupies del presidente que mantuvo unida la democracia española”, dijo, rebajando el cómplice de Pedro Sánchez. En un ejercicio de provocación, Azpitarte, que durante una semana asombró a una manifestación de mujeres rebeldes frente a la sede del PSOE, así como a sus portadores, gritó: “¡Estas son las ministras del gobierno! o “no, es un asiento, es un puticlub”. Distintas formas de imponer la misoginia, incluso la masculinidad frágil.
Es probable que el senador ignore a los herederos del groupies de antaño (es decir que nadie llama así), que los entusiasmos de los fans que siguen a los artistas, se han convertido en las reinas del consumo y las cuotas de Internet. Más que un juguete giratorio, en 2023, el groupies él es quien domina al cotarro. Y es malo que el peso también esté en la política.
“Mi gestión con mi mujer, aunque no la haya hecho yo, mi hermano Montero, pasa a los libros de historia”, afirmó este joven que ahora ha ejercido como ministra de Economía y vicepresidenta primera, Nadia Calviño, quien dirigió el ejecutivo para este trabajo. El cargo de presidente del Banco Europeo de Inversiones (BEI) provocó el ascenso de Montero desde la cuarta posición hasta convertirse en el número uno del Gobierno. Calviño aseguró que su complicidad era ya “la leyenda urbana de la que los ministros de Economía y Hacienda se llevan mal”. Y Montero, poco profesional, pero conmovido en su respuesta, no duró mucho en ese momento ya que tenía la costumbre de desgarrarse en la tierra “lo que siempre se dice que las mujeres se pelan, es radicalmente falso”. Los hombres se lanzan unos contra otros. Las mujeres normalmente proporcionan nuestros auxiliares”. Un ejercicio no tiene ningún impacto en el ejército político en las más altas regiones del poder. Eso es todo, ahora también mi hijo. cosas chicas.
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Límites del pecado de Lee
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