Levantándose de su silla, una vez finalizado el intercambio, Antoine Griezmann no puede contener un suspiro de relajación. ” Eso está hecho ! Ha pasado mucho tiempo”, él dice. Una entrevista cara a cara de media hora, además en francés, es un hecho insólito para el campeón del mundo de 2018 con la selección francesa de fútbol. Una prueba, uno incluso estaría tentado a escribir, para alguien que, según su propia admisión, “exprésate mejor en español” y confía “no estar muy cómodo” con hablar en público, lo cual le gusta poco.
Para hablar de su club, el Atlético de Madrid, los Bleus y los Juegos Olímpicos (JO) París 2024, a los que va “hacer todo lo posible para participar”, el atacante, de casi 33 años, accedió a ignorarlo. Este viernes 16 de febrero, bajo el sol radiante de Majadahonda, un elegante barrio del oeste de la capital española, donde se encuentra el centro de entrenamiento de los Colchoneros, recibe al internacional francés con 127 internacionalidades. El mundo. Acaba de terminar el entrenamiento matutino, se ha duchado, el pelo está arreglado por última vez para la sesión de fotos: “Grizou” está listo.
Lo es aún más desde que, la víspera, pudo calentar, micrófono en mano, ante 150 personas colgando de sus labios. El acto, organizado en un reducido grupo por el Atlético en una de las salas del estadio Civitas Metropolitano, rindió homenaje al que se convirtió, el pasado 10 de enero, en el máximo goleador de su historia. “Había un facilitador para ayudarme, entonces fue más fácil”declara con una sonrisa el Mâconnais, que llegó a España con 14 años y a Madrid con 23. “No me gusta que me elogien tanto, así que me sentí un poco avergonzado”.admite, cambiando su mirada. Pero fue realmente conmovedor y, por una vez, lo acepté. Me permitió lograr lo que ya hice y me empuja a hacer aún más. »
Al marcar la historia de un gran equipo extranjero, imitó a algunos de sus ilustres compatriotas. Como Thierry Henry en el Arsenal, Michel Platini en la Juventus de Turín o incluso Eric Cantona en el Manchester United. Estas comparaciones tienen poca importancia para él, por el momento. Pero en honor a los servicios prestados, el jugador, con contrato hasta 2026, espera obtener el permiso para el período olímpico.
“Tendré una discusión con los dirigentes, en su momento, para saber si me dejarán ir”, asegura. Como otros clubes profesionales, el Atlético no está obligado a ceder a sus jugadores para el torneo olímpico, al no formar parte del calendario oficial de la Federación Internacional de Fútbol.
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