Iga Swiatek ya había desencadenado la Copa Suzanne-Lenglen dos veces: en 2020 y luego el año pasado. Sin embargo, su reencuentro con el trofeo no salió como estaba previsto. Cuando la polaca lo levantó y lo agitó, la parte superior salió volando y cayó… Como un guiño a la final que acababa de ganar el sábado 10 de junio.
Este partido contra la checa Karolina Muchova (43mi jugador mundial), Iga Swiatek inicialmente parecía tenerlo bajo control, antes de tropezar y perder un set en el camino. Pero finalmente salió victoriosa: 6-2, 5-7, 6-4, en 2 h 46 min.
Con solo 22 años, el número 1 del mundo conquista su tercer título en Roland-Garros, su cuarto en Grand Slam (con el US Open en 2022). “La relación que tiene con el torneo y el público de aquí se hace patente año tras año, y os podéis imaginar verla pesar el trofeo muchas veces más”.reaccionó Amélie Mauresmo, directora del Abierto de Francia, tras el encuentro.
El caso es que el varsoviano, que había sobrevolado sus seis partidos anteriores sin perder un set y estuvo solo 7 h 41 min en las canchas antes de este sábado, esta vez sintió temblar el ocre de su jardín parisino bajo sus pies.
Una final decepcionante y luego impresionante.
No tan imperial como al comienzo de su quincena, pudo contar con su habitual solidez para embolsarse el primer set con bastante facilidad (6-2) ante una peligrosa pero demasiado imprecisa Karolina Muchova -catorce errores no forzados en la primera vuelta- y , quizá también superada por el reto de una primera final de Grand Slam.
Tras una hora de juego, el marcador marcaba 6-2, 3-0 a favor de Iga Swiatek. La sentencia parecía a punto de caer. El variado juego de la checa, que tanto había cortado las piernas y desbaratado los potentes golpes de Aryna Sabalenka en la ronda anterior, no estuvo a la altura de la consistencia de la polaca. Las gradas, ya escasamente llenas, comenzaron a vaciarse. Hay “Vamos Iga” nosotros “Vamos Karo” será aún más discreto.
Fue entonces cuando Karolina Muchova, que ya había llegado de la nada en semifinales ante la máxima cabeza de serieVaya 2 –provocó el 2-5 en el tercer set, salvó un punto de partido–, repitió un truco de magia y un atraco inesperado para revertir el rumbo del encuentro. También firmó el punto del partido con una secuencia de saque y volea, que concluyó con una volea de revés en extensión, de vuelta a la red. En el suelo, perdió su raqueta. Y fue ella, un punto después, quien se llevó el segundo set. Lo que hasta entonces parecía más un partido trivial tomó finalmente la apariencia de una final, los errores no forzados y el ambiente tétrico dieron paso al buen juego y el suspenso.
Perdiendo dos veces desde un quiebre, y con la espalda contra la pared cuando tuvo que salvar un punto de quiebre en el 4-4, Iga Swiatek habló sobre su experiencia, logrando recordar cada vez tomando más iniciativa. “Solo traté de mantener la calma, no pensar más en el marcador y jugar de manera más instintiva”. explicó después del juego. Karolina Muchova, que nunca había pasado de la tercera ronda en Roland-Garros, acabó resquebrajándose, antes de perder, en el siguiente partido, por doble falta.
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La mujer polaca podría entonces agacharse, con la cabeza entre las manos, llorando. “Se le cayó todo, vemos que tuvo que dibujar, señaló Amélie Mauresmo. Fue un gran espectáculo, fue fuerte por parte de Karolina poder volver al juego. »
“Un comienzo de paralelo” con Rafael Nadal
Nada más pasar el punto de partido, la pelea había dado paso a la emoción en la pista Philippe-Chatrier. Karolina Muchova, primera, se derrumba al hablar. “Cuando miro a estas personas [sa team]Me siento como el ganador”, dijo con voz temblorosa para agradecer a su clan. La jugadora ha recorrido un largo camino: ella, que no se salvó de las lesiones, tuvo que abandonar el torneo en silla de ruedas el año pasado tras torcerse el tobillo en la tercera ronda.
Luego le tocó a Iga Swiatek, todavía con la gorra enroscada en la cabeza pero con los ojos enrojecidos por las lágrimas, expresar cuánto la Porte d’Auteuil es un lugar especial para ella. “Lo digo todos los años pero no es el rendimiento en sí lo que cuenta, me encanta estar aquí, es mi lugar favorito del circuito. »
En rueda de prensa, el número uno del mundo repasó cada una de sus tres coronaciones en el Abierto de Francia: “En 2020 fue especial porque no hubo público [l’édition s’était déroulée en octobre et à huis clos en raison du Covid-19]. La victoria del año pasado me demostró que la primera vez no fue solo suerte. Hoy fue más duro porque tuve que lidiar con la presión y las lesiones. »
Llegada como titular y reina indiscutible del circuito WTA, no presentó sin embargo todas las garantías, en particular físicas. Una semana antes del Grand Slam parisino, tuvo que abandonar durante sus cuartos de final en Roma, por un dolor en el muslo derecho. A principios de año, en marzo, tuvo que retirarse del torneo de Miami (Estados Unidos), afectada en las costillas. Su reinado indiscutible de 2022 comenzó a ser desafiado por Aryna Sabalenka y Kazake Elena Rybakina (4ᵉ).
“Al comienzo de la temporada, sentí que tenía que jugar mejor como número uno del mundo y no era fácil divertirme.explicó Iga Swiatek al Mundo y un puñado de otros medios después de su título. En Roland-Garros siento que tengo que ganar. Es un logro para mí poder mantenerme constante con toda esa presión. »
Si aún no podemos hablar de un dueño del lugar como Rafael Nadal, catorce veces ganador de Roland-Garros y ausente este año por primera vez desde 2005, el joven polaco empieza a relajarse en la tierra batida parisina. Y Amélie Mauresmo de reconocimiento: “Aún queda mucho camino por recorrer entre los tres y los catorce títulos, pero se inicia un paralelo. »