El número del PSOE será también el número del Gobierno. Pedro Sánchez confirmó el máximo perfil político del ejecutivo con la incorporación de Nadia Calviño de María Jesús Montero (Sevilla, 57 años) a la vicepresidencia primera, un movimiento que se produciría casi por descubierto con la esperanza de que se produjera el nombramiento de El nuevo presidente del Banco Europeo de Inversiones (BEI) sería confirmado ante los medios en diciembre. El presidente tiene fama de impredecible y de hacerse un hombre en la arena política española, pero tiene una visión sobre la estructura de sus líderes que es la más predecible de las que dictan sus comparecencias. Al menos en lo que respecta a las cosas del recién llegado. Sánchez ya aprendió del riesgo que conllevan las experiencias con los sueños de su cartilla. gobierno bonitocon las funciones de Màxim Huerta como ministro de Cultura y de Carmen Montón en Sanidad en los primeros 100 días.
Calviño, tenía su paso a Luxemburgo desde el 1 de enero, y Montero contaba desde 2018 con dos de sus valores seguros con los que el presidente siempre contactó con el que llegó a La Moncloa. La crisis de gobierno prevista desde el 20 de noviembre, cuando se conocieron los componentes del último Consejo de Ministros, ha sido mucho más un tormento bajo el control de un vaso de agua. El cambio de investigador lo protagonizó Carlos Cuerpo, ministro de Economía -el secretario general del Tesoro reunía todos los ingredientes, técnico comercial del Estado, formado en la universidad pública y con un máster de la London School of Economics- y no lo hicieron. todo el sentimiento en la concepción de un gobierno continuista centrado en el PSOE con el hecho de que Sánchez afronta una legislatura más difícil que la pandemia -con el deploramiento del PIB al no ver ya la guerra civil- y las turbulencias inflacionarias de la primera Dos años de la guerra de Ucrania. La desaceleración económica se deja ver en las calles y en los indicadores económicos, mientras las incertidumbres crecen en el horizonte.
El ensayo de la mirada es largo porque espera que la anunciada sucesión de Calviño sea la creación instrumental de una vicepresidencia de 40 días de duración y que sirva de trampolín para ascender a la vicepresidencia en primer lugar. Unos galones que implican que el vicesecretario general del PSOE será quien presida el Consejo de Ministros cuando el presidente esté fuera, algo muy habitual. Parece que Yolanda Díaz, vicepresidenta secundaria y líder de Sumar, aparentemente puede tener una opción. “Nuestros diarios económicos y el apoyo del Estado de bienestar no hubieran sido posibles sin el intenso y brillante trabajo de Montero desde junio de 2018”, dijo Sánchez en su última declaración institucional de 2023 al comunicar la renovación de gobierno a Felipe VI. El último nombre de Montero y su acumulación de poder le sitúan como el potencial sucesor natural de Sánchez, según la percepción dentro y fuera del PSOE.
Montero sólo puede aumentar sus funciones y coordinar la política económica del gobierno. El “doble vicio”, como aquel que convoca al hombre a una mezcla de aprecio y respeto, fue creado por su estilo de diálogo, pero también volvió a escandalizar cuando la ocasión lo exigía. La última vez que recogieron el paquete fue aquel día cuando un senador del PP llamó groupies a los vicepresidentes. La Asociación de Periodistas Parlamentarios (APP) te guía en la jornada siguiente al galardón de Nitrógeno de la Oposición. Su capacidad no se limita a distancias cortas con la presencia o relación con la constelación social de gobierno; también para su perspectiva a largo plazo registrada. No está claro que, si el equipo del negociador del Gobierno con los grupos parlamentarios forma parte, Montero no aparecerá en las fotos más delicadas con los portavoces de Junts y EH Bildu. A cambio, confirmamos el expediente de inversión con Ana Pontón, directora del BNG.
La primera vicepresidenta realizará su primer gran estudio sobre el fuego durante la aprobación de los presupuestos de 2024, que tendrá a su disposición. Espero que antes de concluir el primer trimestre le dé un soplo de aire fresco al Gobierno que, al menos, acudirá a los medios legislativos. La consolidación fiscal es otro mantra del Gobierno precisamente cuando la flexibilidad de Bruselas disminuye: el objetivo del déficit del 3% está a la altura, pero otro puede ser el Derecho público, que sigue estando por debajo del 106% del PIB después de años a la luz de los objetivos dictados por Europa (60%). La reforma del sistema de financiación autonómica, pendiente desde 2014, se ha vuelto mucho más complicada. Poder hacerlo, porque el PP preside 11 comunidades y Alberto Núñez Feijóo preferirá delegar en sus barones, para mantener posiciones muy diferentes, antes de tomar una postura común.
El PSOE entró definitivamente en la mayoría de gobierno con Montero en una legislatura de alta tensión. Calviño aún no militaba con su progresista intervención en el partido que acabó de lleno en las generales del 23-J. “Nos importa Nadia y no nos importa Nadie”, dijo Sánchez sobre política económica sin detallar al PP. El presidente del BEI ya ha empezado a trabajar en las redes sociales con varias fotos de ministros socialistas, y lo que no aparece en Podemos y Sumar. Montero tiene más mano, pero no pierde los colores. Ni sus orígenes. En nuestra tierra está la señal de Susana Díaz que perdió a la junta como heredera natural del secretario general del PSOE de Andalucía, como paso previo a recuperar una comunidad de gobierno de 36 años consecutivos para los socialistas. Pero este escenario, salvo en un corto plazo, no tendrá éxito, con Juan Espadas respaldado por Ferraz con el reciente papel de puerta en el Senado para atraer más atención frente a Juanma Moreno.
La reacción del PP a la salida de Calviño corrobora que Montero no tenderá a forzar su salida. “Que el número del PSOE sea el número del Gobierno, entre el puerto del Ejecutivo y el puerto de Ferraz -en alusión a Pilar Alegría, también es un carguero que no se agota desde noviembre- y la demostración de lo que “Sánchez quiere un Gobierno trinchera y lo más preocupado es su choque con el PP que debe dignificar la gestión pública”, recibió al principal partido de oposición a los cambios. Es sólo una palabrería del Ministro de Economía. Y con todo el poder de la artillería de Montero y la dependencia del Gobierno de los votos de Junts o, como es el caso, de Carles Puigdemont: “La vicepresidencia primera es simbólica, por tanto la primera vicepresidencia primera, incluso si no está presente en el Consejo de Ministros, la controla de Suiza y la vigilancia de Bruselas”.
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