
Hasta nuevo aviso, el palmarés de la selección francesa de fútbol femenino permanece vacío. Frente a las campeonas del mundo españolas, las Bleus nunca creyeron posible la victoria, el miércoles 28 de febrero, en la final de la primera Liga de Naciones femenina. Abrumados por la maestría técnica y el compromiso de la Roja, los jugadores de Hervé Renard vivieron todas las dificultades del mundo para existir ante los 32.657 espectadores sevillanos en el estadio de la Cartuja. Lógicamente perdieron (0-2).
“No tuvimos ningún impago, jugamos contra una selección campeona del mundo que está muy por delante del fútbol femenino.a señalar el técnico francés tras el encuentro. Dimos un paso, no dimos el segundo…” Clasificados para la final, su rebaño no pudo –o no pudo– conquistar el primer título de su historia.
Entre 1983 y 2019, los ‘bleus’ nunca habían perdido contra España: 10 victorias y tres empates. Pero esta selección española nada tiene que ver con sus predecesoras, y el fútbol femenino ha progresado a gran velocidad al otro lado de los Pirineos en los últimos años.
Suficiente para asestar un duro golpe a la moral de la capitana Eugénie Le Sommer. “Hicieron un buen partido, fueron mejores que nosotros esta noche. Es dificil pero asi es reconoció al atacante en el micrófono de W9. Es difícil ver algo positivo esta noche, estábamos allí para ganar, estamos decepcionados…”
En los Juegos Olímpicos de París, que los futbolistas franceses sueñan con ganar dentro de unos meses, la providencia sería generosa para situar lo más lejos posible en su recorrido a las compañeras del Balón de Oro Aitana Bonmati. Por qué no buscar la revancha en una nueva final. “En el fútbol todo es posible. España volverá a ser la selección a batir en los Juegos Olímpicosadmitió Renard el miércoles. La tarea no será fácil. Tendremos que progresar más y aprender lecciones. »
El Balón de Oro Bonmati reina sobre el césped
En Sevilla, ciudad traumática donde las hubo para el fútbol francés desde la semifinal del Mundial de 1982 perdida por los Bleus ante Alemania, el escenario de esta final era predecible. Unos días después de una semifinal lógicamente ganada contra los alemanes (2-1), se confirmó sin demora. Y el balón fue confiscado por los locales, en la más pura tradición española. Técnicamente, La Roja no tiene equivalente en el mundo. Y delante de ella, las compañeras de la capitana Eugénie Le Sommer tenían muchas dificultades para existir, sacar el balón y simplemente pasarse.
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