La organización de la trigésima cuarta edición de la Copa Africana de Naciones (CAN) en Costa de Marfil, del 13 de enero al 11 de febrero, no lo es, a priori, lo que es un buen augurio para las cuatro selecciones norteafricanas clasificadas para la fase final: Argelia, Egipto, Marruecos y Túnez. Mientras brillan en casa, los equipos del Magreb luchan por ganar al sur del Sahara. Egipto fue el último en hacerlo, en 2010, en Angola. El único otro equipo norteafricano que ganó la copa fuera de casa fue Marruecos, en 1976, en Etiopía.
Si a los faraones les va bien –también se distinguieron en 1957 en Sudán, en 1998 en Burkina Faso y en 2008 en Ghana– es sobre todo porque “La selección egipcia siempre ha estado compuesta en gran medida por jugadores que juegan en su país en clubes excelentes como el Zamalek y el Al-Ahly. subraya el exdelantero internacional y entrenador argelino Rabah Madjer.
Incluso los pocos jugadores egipcios que han emigrado a Europa, como Mohamed Salah (Liverpool), Omar Marmoush (Eintracht Frankfurt), Mohamed Elneny (Arsenal FC) o Mahmoud Hassan “Trézéguet” (Trabzonspor) hicieron su debut profesional en el continente. “Están acostumbrados a competir en competiciones africanas y cuando juegan con su selección no desentonan. El calor, la humedad, el terreno difícil, ¡lo saben muy bien! “, asegura Rabah Madjer.
Clima
Por el contrario, las plantillas de las selecciones argelina, marroquí y, en menor medida, tunecina están compuestas principalmente por jugadores binacionales que nunca han jugado en un club de su país de origen. Este es también el caso de Senegal, Costa de Marfil y la República Democrática del Congo (RDC).
“Es obvio que nuestros internacionales que juegan en Espérance Tunis, Sfax o Etoile du Sahel están más capacitados para adaptarse a las condiciones del África subsahariana. Para alguien como yo, nacido en Francia y donde jugué ocho años a nivel profesional, es más delicado”.confía Naïm Sliti, centrocampista de las Águilas de Cartago y del Al-Ahli (Qatar).
Pero la composición de los equipos no es el único obstáculo. El calendario de competiciones, organizado tradicionalmente entre los meses de enero y marzo, a excepción de la edición de 2019, disputada en junio y julio en Egipto, no favorece a los jugadores norteafricanos. “Vienes de Europa, donde puede hacer mucho frío, para jugar una competición en un país donde hace 30°C, con partidos a media tarde, con mucha humedad… Es muy difícil adaptarse en un Pocos diás”, reanuda Rabah Madjer.
Durante la CAN de Senegal de 1992, los defensores argelinos sufrieron mucho durante sus dos partidos en Ziguinchor. “En el primer partido contra Costa de Marfil (0-3), a los treinta minutos respiraba muy mal, me cortaron las piernas y no era el único en esta situación. Además quedamos eliminados en primera ronda”continúa el ex internacional argelino.
Calidad de la tierra
Las etapas finales organizadas en África subsahariana no dejaron ningún recuerdo duradero para Abdeslam Ouaddou, ex defensa de Marruecos. Ya sea en Mali en 2002 o en Ghana seis años después, los Atlas Lions no lograron superar la primera gira. “Sí, hay problemas climáticos. Pero hay otra explicación que no hay que olvidar, la relativa a la tierra. En algunos países del África subsahariana no siempre son de buena calidad. Los futbolistas norteafricanos son conocidos por sus cualidades técnicas, que destacan el juego de posesión. Pero cuando el terreno de juego no es bueno, está lleno de baches, seco o el césped está demasiado alto, es casi imposible para un jugador técnico expresar sus cualidades.detalla el subcampeón africano de 2004.
Abdeslam Ouaddou, si bien no quiere minimizar las posibilidades de las cuatro selecciones norteafricanas en Costa de Marfil, cree que les volverá a resultar difícil competir con sus adversarios. “Se opondrán a equipos que no sólo tengan argumentos técnicos, sino también atléticos. Sin embargo, en este ámbito los equipos árabes están menos equipados”explica el exdefensor.
Aunque es consciente de las dificultades que aguardan a Túnez, como a las demás selecciones norteafricanas, Naïm Sliti quiere creer en una inversión de la tendencia registrada desde el éxito de Egipto en Angola en 2010. “La Confederación Africana de Fútbol está más atenta a la calidad de los terrenos de juego, las selecciones están mejor organizadas para que los jugadores estén en las mejores condiciones posibles, en términos de preparación para la competición y de nutrición. Por ejemplo, viajamos con nuestro cocinero, con parte de nuestra comida que viene de Túnez, para no cambiar nuestros hábitos alimentarios. » Detalles que las federaciones norteafricanas saben que son importantes, aunque no ofrezcan garantía de victoria en el campo.