la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de París, el 26 de julio, ya no es una polémica. Después del desmantelamiento de las librerías de segunda mano a orillas del Sena, finalmente cancelado, el del vía reducida para asistir al espectáculo, esta semana se suceden ataques racistas contra la cantante Aya Nakamura, una una de las voces más escuchadas en el extranjero, pero que, según la extrema derecha, no pudo cantar durante esta ceremonia porque es de Bamako y su francés está aderezado con expresiones de sus suburbios.
El intérprete y autor de éxitos del R’n’B. Djadja Y Galleta No había pedido nada. Ni cantar en la ceremonia, ni interpretar a Piaf, cuyo rango y potencia vocal son opuestos a los suyos, llenos de vibraciones pero carentes de trémolos.
Todo empezó con un rumor publicado el 29 de febrero en el semanario El expreso según el cual el presidente de la República, Emmanuel Macron, la habría invitado al Elíseo para presentarle la idea de cantar una de las canciones de la dama de negro.
Ninguno de los interesados confirmó la información pero ¡aquí está la joven que fue abucheada en una reunión de Reconquista! por Eric Zemmour y echado a pastar en las redes sociales por una pancarta de un pequeño grupo de ultraderecha, los Nativos (“De ninguna manera Aya, esto es París, no el mercado de Bamako”).
Esta no es la primera vez que grupos tan pequeños han orquestado controversias contra artistas de rap y R’n’B. En 2003, el Bloc Identitaire intentó prohibir al grupo Sniper los conciertos por su canción. Francia, reforzada por una denuncia del entonces ministro del Interior, Nicolas Sarkozy.
En mayo de 2016, el sitio francés obtuvo la cancelación de un concierto de Black M para conmemorar la Batalla de Verdún. El nieto de un fusilero senegalés nunca digirió esta decisión “incomprensible e inquietante”.
En junio de 2021, Jordan Bardella, entonces vicepresidente del Rally Nacional, criticó a la Federación Francesa de Fútbol por la elección del rapero Youssoupha para escribir el himno de los Bleus con motivo de la Eurocopa, alegando que era “ceder ante la escoria de Francia”.
El rapero Dizzee Rascal en los Juegos Olímpicos de Londres, sin polémica
Aya Nakamura no es una rapera que pueda ser criticada por la extrema derecha por sus invectivas. No habla de su difícil relación con Francia, ni necesita “chocar” con sus consumidores para generar expectación. Sus canciones hablan de sus difíciles relaciones con hombres infieles, mentores. Sus formulaciones, tomadas del entorno en el que creció, en Aulnay-sous-Bois (Seine-Saint-Denis), forman parte de su encanto y del éxito del que disfruta en todo el mundo.
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